Cuando una familia media se plantea la posibilidad de instalarse una piscina en el terreno o jardín tiene que pensar muy bien en lo que va a hacer y no solo por el coste económico, sino también por lo que supone tener algo así durante todo el año. Cuando hace dos años mi mujer puso la idea sobre la mesa de poner una piscina de madera le dimos más de una vuelta.
Lo primero que pensamos es que tendría que ser para el año siguiente, porque el presupuesto de ocio familiar no estaba para tirar cohetes y lo segundo es que tendríamos que recortar gastos los próximos meses. Pensamos en la necesidad de ahorro, pero también en los beneficios que nos reportaría la nueva “mega bañera”, como dice mi hija.
Para empezar, cuando llegan las vacaciones de verano en el colegio, ni yo ni mu mujer podemos coger días libres porque es cuando más llenas tenemos las oficinas, así que normalmente son mis suegros los que cargan con mis dos monstruitos, y la idea de tenerlos distraídos todo el verano con la piscina no era sólo algo positivo para nosotros sino también para los pobres abuelos que son los que realmente sufren el aburrimiento de mis hijos en los días más calurosos del año. Y ahora lo que terminó de convencerme: nuestro propio disfrute. No sabéis el lujo que es llegar a casa en pleno agosto a las siete de la tarde, después de un día agotador, y poderte lanzar de cabeza al agua de la piscina. Es una recarga de energía impresionante y, al mismo tiempo, una forma de desconectar y relajarme con la familia tras el trabajo.
En nuestro caso, dadas las dimensiones de la parcela, la opción que más nos convenía era la Piscina Sequoia Spirit que adquirimos en Mega Piscinas siguiendo su consejo y recomendación y como ya he dejado claro en el título, fue la mejor decisión que tomamos ese año.
Hoy en día no tenemos que preocuparnos de los niños en todo el verano e incluso mi hija pequeña, que cumple años en Julio, aprovecha la nueva piscina para celebrar con sus amigos del colegio que ya tiene un año más, lo que aunque no os lo creáis es un ahorro porque ahora mi mujer hace una merendola por todo lo alto con cuatro duros y antes teníamos que pagar unos 6 o 7 euros por niño y menú de Mcdonals o algún sitio similar, así que hasta hemos salido ganando en eso.
Personalmente creo que no me arrepentiré nunca de mi compra porque, así, ahora que no nos lee nadie, os tengo que decir que si un sábado que otro las niñas se acuestan pronto, nosotros aprovechamos para disfrutar de la piscina de manera un poco más… íntima.